¿Alguna vez te has planteado cómo ven las cosas los peques viviendo en un “mundo de gigantes”?

Por eso me fascina tanto la Pedagogía Montessori, que siempre trata de adaptar y preparar ambientes “a su altura”, cosas tan sencillas como colocar una mesita o su espejo para ellos puede favorecer enormemente su autonomía y facilitar su aprendizaje a través de la exploración al mundo.

Pues con la comunicación sucede exactamente lo mismo. A veces sentimos que “no nos escuchan” o que “no nos cuentan nada“, pero claro, es que a veces sienten que hacemos una especie de “interrogatorio” al salir del cole, ¿cómo fue el día, qué hiciste, tienes deberes? Hace poco leía este post en el que hablaban de 25 formas diferentes de preguntar precisamente esto sin que te respondan un simple “bien” o “no me acuerdo”, como suele hacer mi hija mayor si se lo preguntas así.

Y si nos imaginamos hablando de esto mientras vamos caminado en la calle cargados de mochilas, carritos o compra o en el coche prestando atención a la circulación pues es que realmente puede haber una falta de conexión, hablarles a una distancia de 50 cm o más o sin ni siquiera establecer contacto visual es realmente complicado, puede hacer que ellos nos perciban como altivos o distantes, y un gesto tan sencillo como  buscar un momento más adecuado y agacharse para ponerse a su altura puede hacer la diferencia.

                                                                         

 

¿Cuáles son los beneficios de agacharte para hablar con tu peque?

  • Mostramos lo importante que es para nosotros
  • Promovemos su autoestima
  • Generamos una comunicación afectiva y empática
  • Le damos confianza para expresarse
  • Facilitamos la escucha activa a través del contacto visual
  • Favorecemos el desarrollo de su inteligencia emocional
  • Promovemos un aprendizaje de igualdad

 

Hace poco te hablaba en el blog también del enorme descubrimiento de la herramienta “eye to eye” que aprendí en un curso de Dsiciplina Positiva y el cambio que supuso en casa, (puedes leerlo aquí).

 

Y por último antes de despedirme me gustaría invitarte a ver este vídeo para reflexionar cómo hablamos a los niños. Tomar conciencia de la manera en que nos comunicamos con ellos, el tono que usamos, las palabras, el mensaje que transmitimos y como ello puede afectarles en su desarrollo emocional.

La forma en que hablamos a los niños se convertirá en su voz interior cuando sean adultos, así que aprovechemos cada oportunidad para hacerlo lo mejor posible.

 

 

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